Yo soy profesor de Secundaria, y además de la pública, y no siento decirlo. De hecho, estoy orgulloso. Por cierto, también lo estaría, y por las mismas razones, si fuera maestro de Primaria o de Infantil. Aunque los medios de comunicación digan que no trabajamos, “como todos los funcionarios”, aunque nuestra alegre consejera piense que, para lo que hacemos, podríamos realizarlo en cualquier tipo de estructura física u organizativa. Pese a que el neoliberalismo brutal en el poder haya cargado contra nuestra profesión, nuestras condiciones de trabajo y nuestros medios de vida. Pese a las privatizaciones, más o menos encubiertas, la acumulación por desposesión, la masificación de las aulas, la “indisciplina” de los chavales, la obsolescencia de las directrices pedagógicas de Ministerio y Consejerías. Pese a todo ello: soy profesor de Secundaria, y estoy orgulloso. Y les diré por qué: Porque pese a todas las dudas y las dificultades, a todas las limitaciones, a la degradación en q...