Por qué luchar
A veces me preguntan por qué sigo luchando. El por qué de las noches en vela, de los esfuerzos y derrotas, de la insistencia en el encaramiento de los dolores y la exposición a lo brutal y lo mezquino. Del golpearse contra un muro que no sabes si algún día estallará y se hará pedazos. A veces, respondo: porque puedo. Es mi regalo. La excusa y el motivo para un gasto y una eflorescencia, para una tensión constructiva y una apuesta, para la edificación de una esperanza tendida con luz y dolor, con fuego y conciencia, sobre la vacía cotidianidad de lo prosaico.
Y, mientras tanto, por supuesto, siempre que tengo un momento para ello, bebo y como, hidromiel y caricias, besos y manjares, duchas calientes y albas encarnadas. Y me dejo mecer por la música y la brisa, por la poesía y el placer.
Para poder seguir luchando al día siguiente.
(J.L. Carretero Miramar).
Y, mientras tanto, por supuesto, siempre que tengo un momento para ello, bebo y como, hidromiel y caricias, besos y manjares, duchas calientes y albas encarnadas. Y me dejo mecer por la música y la brisa, por la poesía y el placer.
Para poder seguir luchando al día siguiente.
(J.L. Carretero Miramar).
Comentarios