Acerca de la Unidad Popular
(Publicado en la edición impresa del periódico Diagonal. 9-10.2014).
Ante su inminente Asamblea
Ciudadana, Podemos se plantea su futuro. Ese futuro pasa, según sus promotores,
por la construcción de la unidad popular.
Quienes nos hemos
acercado con curiosidad y buena fe a los Círculos, aun arrastrando nuestras
“mochilas ideológicas”, y nos acercamos en su día a las Plazas para ver emerger
el 15-M, tenemos algo que decir sobre la esa dificultosa construcción de la
unidad de un pueblo atravesado por múltiples segmentaciones y líneas de fractura.
Lo cierto es que, visto
lo visto, el empoderamiento ciudadano que decía pretenderse queda, salvo lo que
pueda ocurrir en fechas próximas, fuera de foco. El 15-M representó la
materialidad de la unidad popular edificada sobre citas comunes y el enamoramiento
por la acción (el famoso hiperactivismo que cansaba a tantos veteranos),
abriendo espacios para la transversalidad de sus múltiples discursos. Había un
15-M obrero como había un 15-M liberal-democrático, pese a la narrativa hípster
al respecto que se hace trampas al solitario cuando niega la pluralidad de las
influencias y a los tipos con mochila. Fue un importante momento en la
construcción de contaminaciones mutuas, sin hacer emerger en demasía los
conflictos por el poder interno y generando confluencias efectivas en las
luchas.
Mucho nos tememos que la
“interfaz electoral” del movimiento que pretendía ser Podemos se está quedando
muy por debajo de sus expectativas iniciales en términos de construcción
popular, que no de potencialidad en las urnas. La interfaz parece haber
colonizado y sustituido al movimiento mismo, asfixiándolo, y las calles se
muestran cada vez más vacías, lo que no se soluciona con una manifestación al
semestre o llenando un Polideportivo en un mitin. Los incipientes mecanismos de
vertebración social constituidos por la Asambleas Populares del 15, se ven
sustituidos por estructuras volcadas en la discusión sobre la coma de
propuestas que sólo el más hiperactivista (ese del que se trataba de huir)
puede haber leído en su totalidad. La vida de los Círculos, dado el peculiar
armazón organizativo propuesto, tiende a girar hacia la política de lo interno
y hacia la constitución de “aparato” electoral, y no hacia la socialización de
perspectivas políticas y prácticas. El interés de los militantes gira entorno a
establecer lazos de relación con una dirección todopoderosa, ya sea para
ofrecérsele como correa de transmisión o para tratar de desbancarla.
Los múltiples discursos
trasversales se ven sustituidos por una “doctrina de la trasversalidad” cada
vez más aburrida, que sólo certifica la preeminencia de la clase media y la
subordinación de los trabajadores, ayunos de todo discurso propio, en una
“unidad popular” que ha pasado a afirmarse más que a construirse. Las familias
políticas presentes disputan espacios sin un debate ideológico serio, pues
dicen representar a los mismos sectores sociales: a todos y a nadie. La
propuesta de los promotores sobre las municipales, acertada en lo profundo, no
puede evitar la emergencia de los conflictos con un aparato territorial que, en
gran parte, sólo tiene las citas electorales como horizonte.
Nuevos lineamientos se
apuntan en el futuro inmediato: espacios municipalistas, un Bloque Combativo y
de Clase del sindicalismo antagonista, iniciativas que pretenden construir un
pueblo fuerte. La unidad popular es más complicada que encontrar un discurso
mediático efectivo y pone en juego procesos de vertebración y de concienciación
de masas, o no es más que un pío deseo. ¿Aún hay solución?
José Luis Carretero Miramar.
Comentarios
Excelente artículo, José Luis
A lo que comenta Juli diría que un revolucionario piensa tanto en las próximas elecciones como en las próximas generaciones ;-)
Un abrazo