Escribir

Escribir. Escribir todos los días. Escribir sobre tu nombre , tu aura, tu sombra, el contorno de tus pupilas.
Escribir. Describir los sueños y los colores, las muletas espada que no lo eran, los héroes que decían que teníamos y lo malos que fuimos los que no existimos pese abarrotar las avenidas. Narrar lo que me hace despertarme a las seis de la mañana, estremecerme a media noche, rascarme nervioso el codo a entrehoras.
Escribir, dibujar. Lo único, lo común, lo extemporáneo, lo natural y las oleadas de dulzura que destilan los árboles del parque.
Escribir por hoy, por mañana, por lo que nos robaron, por lo que dicen que hicimos y por lo que hicimos de verdad, por lo que veremos algún día, por lo que alguien, quizás, leerá cuando las estrellas rodeen por fin la sombra del edificio que habitamos.
Escribir.
Nada más.
Y caminar por el Paseo del Prado codo a codo con la dignidad de los más.



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