Ha muerto Fidel Castro. El luchador. El revolucionario.

Una vida dedicada a la lucha, a la construcción del socialismo, a la revolución, está siempre plagada de aciertos, valentías, errores, fracasos, solidaridades, soledades. Quien no entienda que, frágilmente humanos, los revolucionarios de verdad valen por ser tales y no por ser infalibles o puros. Que quien levanta a las multitudes o derrota a los imperios, o lucha día a día contra ellos ya llueva o haga frío, ya haya o no partido en la tele o bronca en el rellano, no tiene que ser inmaculado para ser grande, para ser reconocido, para ser hermano, no ha entendido nada.
Un abrazo, y hasta la victoria siempre, compañero Fidel.


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